martes, 10 de abril de 2012

PROMOCIÓN DE LA LECTURA



2.1.1.   PROMOCIÓN DE LA LECTURA
Los planes, programas y otros proyectos comprendidos dentro de lo que habitualmente se llama "promoción de la lectura", desarrollados en distintos niveles -desde los planes nacionales y provinciales, los proyectos de un distrito escolar, hasta las iniciativas de una escuela o un grupo de docentes en particular- se presentan como líneas de acción que buscan sensibilizar a la comunidad educativa en general y que, en muchos casos, se ocupan de proponer estrategias específicas, modos de trabajar con la lectura que potencian todas sus posibilidades. Taller de lectura y escritura, lecturas en voz alta a cargo de los docentes, de los bibliotecarios o de los propios niños, "hora del cuento" y otros tipos de actividades en la biblioteca, sesiones de narración a cargo de especialistas, visitas y diálogos con escritores, mesas y ferias de libros en la escuela o fuera de ella, son algunas de las experiencias típicas y siempre estimulantes que ponen la cuestión en el tapete y que comprometen a todos.
¿En qué sentido estas prácticas de taller, de características más informales, estas sesiones de narración oral, estas visitas de escritores como verdaderos acontecimientos culturales de la escuela contribuyen al "éxito" en los aprendizajes? Y esa tarea sigilosa y pertinaz de los bibliotecarios escolares, ¿ayuda a revertir las situaciones de exclusión en un sistema educativo que demanda mayor permanencia y prolongación de los tiempos de escolarización de los niños? ¿Qué nuevas estrategias didácticas y modos de circulación de los bienes culturales en la escuela propone la promoción de la lectura? ¿Ayuda a construir vínculos duraderos e intensos con la cultura escrita? ¿De qué manera contribuye al establecimiento de relaciones creativas para la apropiación del conocimiento? Estos son algunos viejos problemas que se enuncian hoy con nuevas preguntas.
Seguramente, la promoción de la lectura puede constituirse en un proyecto potente para la generación de nuevas experiencias que contribuyan no solo al desarrollo curricular sino también al ensanchamiento del horizonte cultural de la escuela y, en definitiva, a la permanencia de los chicos dentro de ella.
Trabajar en proyectos de promoción de la lectura invita a la vez a una revisión constante de los modos en que se propician las experiencias, y también de los modos en que se reflexiona sobre ellas. Una primera manera de hacerlo es evitando toda generalización; cada sujeto y cada escena de lectura en particular debe analizarse en lo que tiene de específico y en relación con lo que aporta como una nueva manera de entender qué es la lectura y cómo se convierte en una actividad posible dentro y fuera de la escuela.
Una escena en la periferia urbana de la ciudad de San Juan da cuenta de que leer literatura puede convertirse en una experiencia para compartir. Un auditorio heterogéneo de unas cincuenta personas reunido en el patio techado de la escuela -allí se encontraban maestros, porteros, personal de cocina, directivos, padres de los niños- discutía en torno a dos textos: uno de Silvina Ocampo y otro de Graciela Cabal, que tematizaban la cuestión del miedo, sensación de un modo u otro transitado por todos. Las experiencias previas con el miedo, literarias y de la vida, generaron una rica proliferación de sentidos, de impresiones compartidas, de relaciones sorprendentes donde la llamada "comunidad educativa" compartió una experiencia cultural en el ámbito de la escuela y sin que nadie hubiera faltado a la cita.
Otra escena de lectura muestra el impacto generado por la narración y la lectura en voz alta de cuentos de literatura infantil, en un grupo de mujeres a cargo de un comedor infantil que da de comer a ciento cuarenta niños de un barrio muy pobre de la ciudad de Paraná. Allí, el entusiasmo por las historias llevó a dos adultas mayores analfabetas a memorizar los textos para luego poder re-narrarlos a los niños. Otras mujeres mayores que sí sabían leer les leían a aquellas; y en esa escena, la apropiación por vía de la oralidad de un producto de la cultura escrita permitió la construcción de una representación de lo escrito y de lo narrativo, que llevó a estas mujeres a interesarse por participar en alguna actividad de alfabetización: leer y escribir se convirtió en una nueva expectativa para estas nuevas narradoras que nunca antes habían estado en contacto con esas formas de literatura. De poco sirvieron las previsiones del equipo técnico que coordinaba la experiencia, o lo programado por el narrador y por la especialista en literatura infantil; todos desbordados por el hecho de que esta presencia de analfabetos desbarató positivamente cualquier idea clásica de promoción de la lectura.
Por fin, una experiencia realizada en una escuela de la periferia de la Ciudad de Buenos Aires demostró cómo la lectura podía interpelar en forma significativa a niños provenientes de hogares de familias migrantes de otras zonas del país y de países limítrofes, que manejaban alguna lengua aborigen como parte de los intercambios cotidianos con sus pares y con su familia. Estas "otras lenguas" se presentan como estigmatizadas en el ámbito de un sistema escolar que durante un siglo apostó a la homogeneización lingüística y cultural. Por este motivo, en entrevistas informales con los niños, ellos borraban toda información acerca de su procedencia, el lugar de origen de su familia y, más aún, del dominio de otra lengua. Sin embargo, era en los patios, en la hora del recreo, cuando se podían percibir esas otras lenguas que de hecho resonaban en la escuela. En el trabajo de promoción de la lectura realizado con libros de autores latinoamericanos, que forman parte de una colección producida por la Secretaría de Educación de México y que llegan al resto de los países de la región a través del Proyecto Podemos Leer y Escribir, coordinado por la Cerlalc-Unesco, los niños pudieron advertir las distintas variantes del español que se presentaban en los distintos textos y realizar un descubrimiento lingüístico: el español no es homogéneo. Esta nueva percepción les permitió confiar al coordinador y a los otros niños -sin temor a la estigmatización- relatos acerca de sus vidas, sus familias, sus experiencias culturales; y comparar entonces léxico, estructuras, modos de significar del español y de las otras lenguas.
-     Para Una Nueva Agenda
Los casos antes comentados nos hablan de algunas relaciones sobre las que es necesario hacer algunos énfasis en una agenda sobre la promoción de la lectura.
Por una parte, la necesidad de trabajar en proyectos de lectura que incentiven experiencias en distintos espacios de la vida social (familia, bibliotecas populares, sociedades barriales, comedores infantiles, centros de jubilados, gremios, diversas asociaciones de base) propiciando las relaciones entre estos espacios y la escuela, a fin de potenciarla como espacio público de construcción colectiva. La lectura es una práctica cultural que se comparte, y en este sentido puede proponerse su transversal dad: atraviesa a la escuela y la excede, es un potente argumento para el encuentro entre la escuela y la comunidad.
Asimismo, podemos afirmar que la lectura de textos literarios ocupa un lugar central en las prácticas de promoción de la lectura y de formación de lectores. Muchas experiencias muestran que es a través de la literatura como los sujetos llegan al mundo de la cultura escrita, y que la literatura propicia modos de leer particulares. La formación del lector en la tarea de promoción tiene a estos modos de leer como un momento clave. Las operaciones de lectura que despliegan niños, jóvenes o adultos con los que estamos trabajando merece toda nuestra atención y nuestro más fino oído: ¿cuáles son las hipótesis que realiza un niño frente a la lectura de un texto, o frente a un libro de imágenes? ¿Cuáles son las relaciones que establece un adulto entre sus experiencias de vida, y esas otras experiencias intangibles y a la vez tan cercanas que se representan en un buen texto de ficción? Se trata de un desafío que opera en todos los órdenes: lingüístico, cognitivo y estético. Leer es un desafío, y si en una nueva agenda de la promoción decidimos jerarquizar leer literatura, este desafío se amplifica en la riqueza retórica, semántica y simbólica que todo texto literario acarrea.
Además, la lectura es una experiencia que se va desarrollando en el límite entre lo íntimo y lo público: somos lectores y somos formadores de lectores, leemos para nosotros o leemos para otros, leemos en nuestros hogares o leemos en la escuela. Se trata de una de las líneas más interesantes en relación con la posición del docente frente a la lectura, y que se puede resumir en algunas preguntas: ¿Qué lugar se le otorga a leer literatura como parte de los requerimientos de capacitación de los docentes como profesionales? ¿Qué desafíos y qué dificultades les propone a los docentes la lectura de libros de ficción para adultos? ¿Qué relación existe entre la experiencia del docente como lector adulto y la tarea de formar lectores?
En el límite entre la lectura íntima y la lectura pública, escolar, se resuelven desafíos interesantes que merecen una reflexión dentro de una agenda de promoción de la lectura. Una agenda de muchos autores que se construye en el entramado entre las líneas que las distintas gestiones nacionales y jurisdiccionales proponen, la riqueza de la vida cultural y literaria de cada comunidad, y la diversa y rica experiencia que día a día escuelas y docentes llevan adelante en aulas, bibliotecas y otros ámbitos.
-       Plan Nacional de Lectura, MECyT
Al respecto, el Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología -a través del Plan Nacional de Lectura de la Dirección de Gestión Curricular y Formación Docente- está implementando una política específica de promoción de la lectura dirigida al ámbito escolar en la que se privilegia la presencia de libros en las escuelas. Por una parte, a través del Programa Integral para la Igualdad Educativa se trabaja para dotar de una biblioteca de quinientos títulos de literatura para niños, libros de divulgación y literatura para adultos, a las escuelas de EGB1 y EGB2 más pobres del país. Una colección de cinco antologías de textos literarios breves de diversos géneros, denominadas Leer x leer, se proponen para la EGB3 y el Polimodal, y una colección de ocho libros ilustrados de textos narrativos se sugieren para el Polimodal y la Educación de Adultos. En todos los casos, se proponen acciones de capacitación y de promoción que acompañen la llegada de estos materiales a las escuelas.
Sobre este tema, el Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología va a publicar La gran ocasión. La escuela como sociedad de lectura, un ensayo escrito por Graciela Montes (en colaboración con el equipo del Plan Nacional de Lectura) e ilustrado por Oscar Rojas, donde se discuten aspectos de la lectura como práctica escolar y como experiencia que se comparte con la comunidad
-       Importancia De La Lectura
La lectura no solo proporciona información (instrucción) sino que forma (educa) creando hábitos de reflexión, análisis, esfuerzo, concentración y recrea, hace gozar, entretiene y distrae. Una persona con hábito de lectura posee autonomía cognitiva, es decir, está preparada para aprender por sí mismo durante toda la vida.
En esta época de cambios vertiginosos en la cual los conocimientos envejecen con rapidez, es fundamental tener un hábito lector que nos garantice tener conocimientos frescos, actualizados pues ello nos vuelve laboral y académicamente más eficientes y competentes en el campo laboral o académico. Tener una fluida comprensión lectora, poseer hábito lector, hoy en día, es algo más que tener un pasatiempo digno de elogio, es garantizar el futuro de las generaciones que en este momento están formándose en las aulas.
Veamos, a continuación, algunas de las razones por las cuales debemos optar por un proyecto lector serio y creativo:
La lectura ayuda al desarrollo y perfeccionamiento del lenguaje. Mejora la expresión oral y escrita y hace el lenguaje más fluido. Aumenta el vocabulario y mejora la redacción y ortografía.
La lectura nos permite aprender cualquier materia desde física cuántica hasta matemática financiera. No hay especialidad profesional en la que no se requiera de una práctica lectora que actualice constantemente los conocimientos para hacernos más competentes día a día.
La lectura mejora las relaciones humanas, enriqueciendo los contactos personales pues facilita el desarrollo de las habilidades sociales al mejorar la comunicación y la comprensión de otras mentalidades al explorar el universo presentado por los diferentes autores.
La lectura da facilidad para exponer el propio pensamiento y posibilita la capacidad de pensar. En el acto de leer, se establecen conceptos, juicios y razonamientos ya que, aunque no seamos conscientes de ello, estamos dialogando constantemente con el autor y con nuestra propia cosmovisión.
La lectura es una herramienta extraordinaria de trabajo intelectual ya que promueve el desarrollo de las habilidades cognitivas fundamentales: comparar, definir, argumentar, observar, caracterizar, etc.,
La lectura aumenta nuestro  bagaje cultural; proporciona información, conocimientos de diferentes aspectos de la cultura humana.
La lectura amplía los horizontes del individuo permitiéndole ponerse en contacto con lugares, gentes, experiencias y costumbres lejanas a él en el tiempo o en el espacio.
La lectura estimula y satisface la curiosidad intelectual y científica.
La lectura desarrolla la creatividad pues al ampliar nuestro horizonte lexicológico y cultural nos brinda el desarrollo de los principales indicadores de creatividad como son: la fluidez, la flexibilidad, la originalidad y la sensibilidad.
La lectura nos vuelve más tolerantes, menos pre juiciosos, más libres, más resistentes al cambio, más universales y más orgullosos de lo nuestro.
La lectura es una afición que dura toda la vida que puede practicarse en cualquier tiempo, lugar, circunstancia. Nos libra de los males de nuestro tiempo: la soledad, la depresión y el consumismo compulsivo.

2.2.        COMPRESIÓN LECTORA.

2.2.1.   CONCEPTUALIZACIÓN
¨La Comprensión de un texto es el producto de un proceso regulado por el lector, en el que se produce una interacción entre la información almacenada en su memoria y la que le proporciona el texto¨ (Defior, 1996) ¨.
El interés por la comprensión lectora no es nuevo.  Desde principios de siglos, los educadores y psicólogos han considerado su importancia para la lectura y se han ocupado de determinar lo que sucede cuando un lector cualquiera comprende un texto. El interés por el fenómeno se ha intensificado en años recientes, por el proceso de la comprensión, en sí mismo no ha sufrido cambios análogos. Como bien señala la comprensión lectora es: “Cualquiera que fuese lo que hacían los niños y adultos cuando leían en el antiguo Egipto, en Grecia o en Roma, y cualquiera que sea lo que hacen hoy para extraer o aplicar significado en un texto, es exactamente lo mismo”(VALENTIN: 1999, pág. 167)
Lo que ha variado es nuestra concepción de cómo se da la comprensión; sólo cabe esperar que esta novedosa concepción permita a los especialistas en el tema de la lectura desarrollar mejores estrategias de enseñanza.
En los años 60 y los 70, un cierto número de especialistas en la lectura postuló que la comprensión era el resultado directo de la decodificación.
“Si los alumnos serán capaces de denominar las palabras, la comprensión tendría lugar de manera automática. Con todo, a medida que los profesores iban desplazando el eje de su actividad a la decodificación, comprobaron que muchos alumnos seguían sin comprender el texto; la comprensión no tenía lugar de manera automática”.
Por tanto, en ese momento, los pedagogos desplazaron sus preocupaciones al tipo de preguntas que los profesores formulaban.  Dado que los maestros hacían, sobre todo, preguntas literales, los alumnos no se enfrentaban al desafío de utilizar sus habilidades de inferencia y de lectura y análisis crítico del texto.

2.2.2.   DEFINICIÓN DE COMPRENSIÓN LECTORA

Todo los estudios e investigaciones realizadas anteriormente sobre la comprensión lectora  es entendida como un acto mecánico,  pasivo,  que decodifica signos gráficos  de un texto, por tanto un instrumento para la transmisión de conocimientos y/o información; sin tener en cuenta que en ella se involucra un conjunto complejo de proceso mentales y lingüísticos, psicológicos, intelectuales y que, a través de ella es posible desarrollar habilidades del pensamiento, especialmente el pensamiento crítico y creativo. Por eso como afirma:
“/…/  en la lectura no basta una mera identificación lingüística y su correspondiente descodificación de los elementos del código lingüístico /…/ leer es más que descifrar o descodificar signos de un sistema lingüístico” (CAIRNEY: 1992, Pág. 221)
Por lo tanto, la lectura es un dialogo interactivo entre texto y lector, dialogo dirigido por el lector mediante la aportación de sus conocimientos previos, ideas y valores culturales.
Pero, además, la lectura supone incluir la información contenida en el texto en el conjunto de conocimientos del lector, integrándolo a él, así como también ir más allá de la información explícita dada por el texto. O sea, Comprender un texto implica captar su sentido explícito e implícito, es decir, entender su significado y sobre todo trascenderlo.
De la misma forma según Gladys Stella López afirma:
”La comprensión de la lectura debe entenderse como un proceso gradual y estratégico de creación de sentido, a partir de la interacción del lector con el texto en un contexto particular, interacción mediada con su propósito de lectura, sus expectativas y su conocimiento previo.”
Interacción que lleva al lector a involucrarse en una serie de procesos mentales e inferencia les necesarios para ir construyendo, a medida que va leyendo, una representación o interpretación de lo que el texto describe. Agregando a lo que ya refirieron los autores antes mencionados las ideas de contexto, estrategia y de procesos inferencia les, enriqueciendo así el contenido de la comprensión lectora. Finalmente Juana Pinzas (1995), sostiene que la lectura comprensiva es: “Es un proceso constructivo, interactivo, estratégico y meta cognitivo. Es constructiva porque es un proceso activo de elaboración de interpretaciones del texto y sus partes. Es interactiva porque la información previa del lector y la que ofrece el texto se complementan en la elaboración de significados. Es estratégica porque varía según la meta, la naturaleza del material y la familiaridad del lector con el tema. Es meta cognitiva porque implica controlar los propios procesos de pensamiento para asegurarse que la comprensión fluya sin problemas”.
En consecuencia, la comprensión lectora o lectura comprensiva, se puede considerar como un proceso complejo de interacción dialéctica entre el lector y el texto. Proceso en el cual juega un papel principal y decisivo el lector activo con sus objetivos o metas, predicciones, inferencias, estrategias o habilidades cognitivas, expectativas y sobre todo, con sus conocimientos o información previa. Aunque también tiene importancia la influencia de características formales, estructurales y de contenido del texto, así como el contexto del acto de leer, enseñar a leer y aprender a leer.

2.2.3.   CARACTERÍSTICAS DE LA COMPRENSIÓN LECTORA
La comprensión de cada lector está condicionada por un cierto número de factores que han de tenerse en cuenta al entrenar la comprensión:
El tipo de texto: Exige que el lector entienda cómo ha organizado el autor sus ideas.
Los textos narrativos y expositivos se organizan de manera distinta, y cada tipo posee su propio léxico y conceptos útiles.  Los lectores han de poner en juego procesos de comprensión diferentes cuando leen los distintos tipos de texto.
El lenguaje oral: Un factor importante que los profesores han de considerar al entrenar la comprensión lectora es la habilidad oral de un alumno y su capacidad lectora.  La habilidad oral de un alumno está íntimamente relacionada con el desarrollo de sus esquemas y experiencias previas.
“El lenguaje oral y el vocabulario oral configuran los cimientos sobre los cuales se va edificando luego el vocabulario lector, que es un factor relevante para la comprensión.  Por tanto, el alumno carente de un buen vocabulario oral estará limitado para desarrollar un vocabulario con sentido suficientemente amplio, lo cual, a su vez, habrá de limitarlo en la comprensión de textos.”
Las actitudes: Las actitudes de un alumno hacia la lectura pueden influir en su comprensión del texto. Puede que el alumno en una actitud negativa posea las habilidades requeridas para comprender con éxito un texto, pero su actitud general habrá de interferir con el uso que haga de tales habilidades. Las actitudes y creencias que un individuo se va forjando en relación con varios temas en particular pueden afectar a su forma de comprenderlos.
El propósito de la lectura: El propósito de un individuo al leer influye directamente en su forma de comprender lo leído y determina aquello a lo que esa persona habrá de atender (atención selectiva)
El estado físico y afectivo general: Dentro de las actitudes que condicionan la lectura consideramos la más importante la motivación, por ello le dedicaremos una atención especial.

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